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Y ahora, ¿cómo se lo explico? Cómo le hago comprender que si 5 hombres la acorralan en un lugar angosto y recóndito para forzarla, si se queda quieta, inerte, ausente porque no puede creer que le esté pasando lo que le está pasando, si la utilizan como un mero objeto para su disfrute y para satisfacer sus más bajos instintos sexuales, si consigue superar el miedo, el asco y hasta la vergüenza, cómo le explico que no puede hablar a nadie de lo que le ha ocurrido, que no puede señalarles, que no puede denunciar.
Cómo le explico que no debe hacerlo porque nadie la va a creer. Porque le van a preguntar qué hacía a esas horas en esos lugares, por qué estaba sola, por qué había bebido, por qué habló y tonteó con uno de ellos, por qué permitió que la acompañaran; si no fue ella la que los provocó, si lo pasó bien, si disfrutó. Querrán saber si su no fue rotundo y contundente, si se resistió lo suficiente, si en su piel han quedado evidencias palpables de esa firmeza. Porque diga lo que diga, dirán que ya sabía a lo que iba, que ya sabemos todos a lo que se va a los sanfermines. Porque va a ser ella la que va a tener que demostrar que no quería ser violada.
Como le explico que va a ser ella la juzgada, porque hay quien no entiende que una mujer ante 5 hombres que la siguen o la rodean siente miedo. Que no hace falta que tenga golpes y desgarros en la piel para demostrar que su voluntad ha sido doblegada. Que tras ser agredida y violada tiene todo el derecho a seguir con su vida, a tratar de olvidar si quiere olvidar. A entrar y salir, a vivir. Porque hay quien no concibe que a las mujeres no nos gusta que nos violen en un ambiente de jolgorio y regocijo. Porque hay quien piensa que si una mujer denuncia lo hace por venganza, por joderles la vida a los hombres. Cómo le explico que no es solo un juez, o dos, o tres los que piensan así. Cómo le explico que son muchos los hombres y mujeres que piensan así.
(Publicado en los diarios de «GRUPO NOTICIAS» el 2 de mayo de 2018)